Domingo, 11 de abril de 2010.
Hoy, Valentino ha vuelto a lo suyo, es decir, a dar collejas hasta al apuntador como lo hacen los genios en este mundo. PREDICANDO CON EL EJEMPLO, o mas concretamente enroscando el puño hasta que cruje.
Gracias Doctor por otra carrera mas en los morros de tos esos mataos (mala suerte la de Stoner, pero tiene que aprender el chaval que para ganar las carreras es recomendable terminarlas).
Ganar no gané, pero si que terminé mi vuelta a la incipiente y truncada carrera de corredor pedestre paquete. Fué en mi pueblo en una distancia un tanto especial, 12,5 km. Un par de km que hacen salir al personal un poco mas precavido que en un 10 km al uso. A lo que iba, que me pierdo.
Pues que tras el parón de lesión y el replanteo de la situación llegué a la conclusión de no obsesionarme con las carreras ni tan siquiera con el correr. Tanto es así que pasito a paso llegué a la hora en los entrenos y casi se me pasa la fecha para inscribirme. Pagué un par de euros mas por llegar tarde y el domingo estaba por el barrio del Porvenir mas perdido que Zapatero en desayuno con diamantes.
La carrera. Estupenda. Salí con el coche escoba (mas conservador imposible) y cuando vi que me habia comido el primer km en 5:35 sin romperme apreté el paso sin volverme loco.
Como estaba mas solo que la una me dediqué a engancharme a todo aquel con un ritmo que me cuadrase, le pedia permiso para convertirlo en liebre momentanea, un rato de charleta y nos aguantabamos mientras el ritmo nos cuadraba a los dos. En el momento en que el matrimonio nos pesaba buscabamos nuevo compañero de baile y a empezar de nuevo.
La cosa es que tal promiscuidad me permitió llegar a la meta en 1;01;37, un pedazo de marca para mi único y de fácil conformar seguidor (moi memme)
Señores
Nos vemos en las carreras.
